Yo creo que se trata de algo más bien cultural. En los países anglosajones, desde muy jóvenes se ven expuestos a clases de debate, concursos de oratoria, y situaciones en las que deben hablar en público (con frecuencia). Eso hace que nos saquen una ventaja brutal a la hora de comunicar.
Hay conceptos necesarios para aprender a hablar en público (como la importancia de un mensaje claro, o de una estructura bien definida) difíciles de trasladar a niños, pero si se encuentra la manera de hacer el aprendizaje relevante y divertido, el efecto puede ser brutal.